Luz Fernández Castillo: el arte de una vida y una vida para el arte
Luz Fernández Castillo es un personaje, aunque nunca pensara en ser actriz. Sí lo suyo es el arte, legado por un papá librero andaluz que le enseñó a leer en su librería, y la llevaba al cine regularmente. A los 87 años su voz grave dice con firmeza lo que piensa. No necesita prólogos ni eufemismos, qué si quisiera usarlos, los conoce de sobra.
El director Pablo César filma una película sobre parte de su vida, donde ella misma actúa de ella misma. Al momento de la entrevista semanas atrás, tiene 87 años. Prensa Libre conversó sobre el personaje y el filme, con ella y con Jerónimo Toubes, el guionista de la película -que tiene locaciones en Olivos, San Isidro y otros puntos de la zona norte-, de 37 años.
Después del final se llama el largometraje ficción de Pablo Cesar sobre la vida de esta pintora, escritora y galerista, que actualmente, tiene a su cargo el espacio ArtexArte, de la Fundación Alfonso y Luz Castillo, que además preside. Y no es todo. En 2021, la artista fundó el sello editorial: Luz Fernández Ediciones, con varias obras publicadas a la fecha.
Están muy avanzadas las gestiones para que, Después del final, se estrene en el Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz. Por otra parte, también depende de que la producción quede lista. Como parte de la presentación del filme, Luz presentará dos tomos de historia del cine argentino, de varios autores, coordinado y compilado por Fernando Martín Peña.
-¿Cómo fue que nació la idea de hacer una película sobre usted Luz? Jerónimo: En 2020 Pablo Cesar, el director de la película se contactó con Luz a través de un amigo en común. Y en esa oportunidad Luz hizo de mecenas de Pablo. Luz Colaboró con el desarrollo de un proyecto que Pablo tenía trabado. Luz se lo destrabó. Interesada desde siempre en el cine independiente. En las artes. Pablo Cesar venía recomendado por un amigo en común, Luz entonces empezó a conocer a Pablo. Y cuando Pablo entró en contacto directo con Luz descubrió a la persona. Con una enorme cantidad de anécdotas; con contactos en el mundo del arte; de la literatura; de la filosofía, Luz además es muy abierta a contar experiencias y apareció el anecdotario de Luz que es enorme inabarcable. La película no le hace justicia, en ese sentido hay que decirlo habría que hacer unas cuantas películas más. Luz: Cuando me llama por teléfono Pablo Cesar me dice: señora Luz Castillo le hablo de parte de Daniel Doura, que es un amigo muy querido mío que vive en Madrid, es un músico excepcional que está trabajando en Madrid en una serie televisiva y con Carlos Saura nada más y nada menos. Yo lo conecté a Carlos Saura con él. Con Daniel un día, hablando acá de literatura, tomando un café, yo un poco en broma le contesto con un verso de Federico García Lorca. Y quedó muy impactado. Me dijo “Luz que bien recitas”. Y le contesto: no me tomes el pelo, cuando era chiquita esas nenas de mi época que recitaban me parecían lo más gilipollas e idiotas del mundo. Bueno, voy a España me encuentro con Carlos Saura, comimos juntos, Carlos me dice (remeda la voz gruesa de Saura): Luz tú tienes voz de sombra, de duende lorquiano. No, le digo, Carlos querido lo que yo tengo es voz de pucho. Y me dice ¿de qué?, de pitillo contesto. Y sigue: mira yo quiero hacer una serie televisiva sobre la vida de Federico García Lorca y me gustaría que tú recitaras. Y le digo: Mirá Carlos, lo que son las cosas, porque yo toda mi vida tuve complejo por mi voz. Porque es una voz grave. Y me dice: voz de duende. Bueno así quedó la cosa. Y este loco de Daniel grabó los versos y se los pasó al chiflado de Pablo Cesar. Salvo al Papa y a la reina de Inglaterra se los habrá mandado a todo el mundo, le digo a Pablo Cesar, en esa llamada. Y él me contesta: nunca escuche recitar de esa manera, así que me gustaría hacer una película con usted.
-¿Y qué contestó? Luz: Entonces yo me quedo muda. Y le digo: perdone qué edad tiene. Entonces me dice 58 o 59. Ahh contesto, la misma edad que mi hijo mayor así que te voy a tutear ¿Decime vos fuiste al médico de la próstata? Silencio del otro lado. Y me dice: No. Tienes que ir por qué esperar, ya empiezan las cosas a funcionar mal. El teléfono mudo del otro lado. Y al neurólogo. Yo no necesito neurólogo, me dice. Y le contesto: te aseguro que sí, solo un enfermo mental le puede proponer a una anciana de 87 años hacer una película
-¿Por su cabeza no pasaba? Usted en su vida se acercó al arte, la literatura ¿No pensaba que también al cine podía aportar? Luz: Nooo, pero haber, Si me hubieran dicho escribir un libro. Dar clases, bueno una conferencia. Todo eso lo he hecho ¿Pero una película? No la verdad que no. Bueno, Pablo Cesar insistió. Insistió. Lo conocí. Y bueno empezamos con la película.
-¿Usted Luz que piensa del cine como arte, como medio de comunicación, no se…? Luz: A mí me encanta el cine. Yo soy hija de un hombre con el que después de cerrar la librería (el papá de Luz era librero), de lunes a viernes, íbamos al cine Atlantic, en la avenida Belgrano, en el barrio de Monserrat. Los sábados tocaba ir al teatro. Todo español que se precie los sábados iba al teatro. Así que yo vi nacer el neorrealismo italiano. El año 1946. Cuatro pasos por las nubes; Paisà; Roma, città aperta, tantas otras. Siempre fui fanática del cine. Una cosa es que sea fanática de la ópera y otra ser María Callas.
-¿Y vos Jerónimo? ¿Cómo surge el guion sobre la vida de Luz? Jerónimo: A mí lo que me sedujo es el personaje de Luz. Lo más atractivo. Yo también escuché los recitados (risas). Había ahí algo especial también. Pero después tuve algunas conversaciones con Luz y al conocerla es como que pega fuerte de entrada. Es un personaje. Super culta. Conoce, sobre todo. Es difícil engancharla con algo que no sepa (Luz vocifera ¡Ehhhh! Hay risas). Pero además del bagaje cultural, no tiene ese freno de lo políticamente correcto. Creo que es lo más interesante de ella. Por los tiempos que corren, además. Todos nos cuidamos de lo que decimos, de cómo la van a tomar. Luz salta esa barrera sin ningún problema. Tan acostumbrados que vivimos por la cosa mesurada, en Luz encontrás a alguien que, no desde la bestialidad, sino con fundamentos, despreocupada, y muy firme en el mundo, con una gran audacia, te dice lo que piensa.
-¿Cómo es que usted Luz, en su vida, se interesa tanto por el arte? Luz: Bueno, muy simple. Mi padre era un librero Andaluz, de Granada, la misma tierra de Federico (García Lorca). Era un hombre de una familia muy rica que perdió lo que tenía. Bueno, acá éramos una gente de clase media, con un departamentito, la mucama, un auto. Sobre el dinero mi padre tenía una frase famosa: “todo lo que se compra con dinero es barato. Lo verdaderamente caro no se puede comprar con dinero”. Y yo le decía: “Pero papito hay un auto ahí que vale mucho y nosotros no lo podemos comprar”. Y él me decía: “¿Sabes sabalita lo que realmente no se puede comprar? Vete a la tienda de ultramarinos -el almacén, aclara Luz- y tráeme un kilo y medio de inteligencia; cuatro kilos de honor; medio kilo de simpatía. Trescientos gramos de felicidad ¿Haber cuánto cristo te tengo que dar para eso?”.
-Que lección de ética… Luz: Y yo le decía: ¡Hay papito, eso no se puede comprar! Y bueno, “eso es lo caro” me decía él. Y también esto: “mira, yo nunca he visto un camioncito de caudales detrás de un carro de pompa fúnebre, ni mortaja con faltriquera” que en andaluz es bolsillo. “Aprende a dar hija. No hay felicidad mayor que la de dar. El malo, el feo, el bueno, el imbécil, todos morimos igual. Así que deja una estala en el camino, una marca. Él a los cuatro añosa me enseño a leer. Yo soy huérfana de madre desde los 2 años. El hizo de padre y de madre. Y los sábados, cuando cerraba la librería, me llevaba a la costanera, por eso la película de llama “Después del final”, y allí me recitaba las mejores poesías de la lengua castellana y jugábamos a decir él un verso y yo otro (aquí Luz recita varios versos de varios autores). A los 6 años yo había empezado a leer Cervantes, Quevedo, Tirso, Calderón, Lope. A los 7 me regala, Fervor de Buenos Aires, de Jorge Luis Borges. “Es un genio de verdad, que yo no le digo genio a cualquiera”, me dice. Me ha dicho María Kodama que ella leyó a Borges a los 9.
-Vivió entre libros desde la cuna… Luz: Yo me formé en un mundo donde los libros y el conocimiento eran la base de todo. Mi padre me regaló lo más maravilloso que se puede regalar: el mundo de los libros, y de papel eh. Yo vi nacer la heladera, la bomba atómica, la televisión. En mi niñez existía la radio, el teatro y leer libros. “Tu tienes que estudiar, no para saber más, sino para ignorar menos. Cuanto menos ignores más inteligente serás”. Entonces me formé así, con esos conceptos que a los 4, 5, 7, 8 años son sin lugar a duda, son fundamentales. Y fui la alumna universitaria más joven…
-¿De qué carrera? Luz: (acá Luz calla y piensa) Una tiene cosas de las que avergonzarse. Soy doctora en ciencias económicas (risas). Las mujeres que estudiaban eran todas profesoras, había alguna médica y tal vez abogadas.
-¿Jerónimo qué parte tomaste de la vasta vida de Luz para contar? Jerónimo: Fue lo más complicado. Además, como pasa con todas las personas, había una parte secreta. Y Luz fue muy generosa y me la contó. Me contó muchas cosas que no iban a entrar en la película. En general nos manejamos con las cosas que hizo Luz. Hizo tantas cosas. Además, la película se da en un momento en el que le llegaron varios reconocimientos. La película es uno más. Su galería (ArtexArte) fue elegida la mejor del país; es ciudadana ilustre de la Ciudad de Bs. As.; había recibido un premio de la Academia de Bellas Artes. Vimos que empezó a cosechar lo que había sembrado. Empezó con la literatura, después la filosofía, con autores complejos, Kant, Heidegger, Husserl; después la pintura y la escultura. Y entró en crisis, no se rindió, dio un giro y se convirtió en mecenas, galerista.
-¿Luz cómo es su recorrido en las artes? Luz: Empecé en la literatura. A los 22 años me casé. Nos fuimos un año a vivir a Europa. Volví a terminar la carrera. Después la filosofía desde los 26 años, que estaba embarazada de mi primer hijo. Porque mi padre era un loco por la mitología griega; él les enseñaba a sus empleados, pero a mí, con 8 o 9 años, me encantaba escuchar, era como un cuento, en vez de Caperucita Roja me contaba los trabajos de Hércules. A los 8 o 9 años llegue a Sócrates, pero a los 9 mi papá me regala el Romancero Gitano, de Federico y se me dio vuelta la cabeza. Y a los 11 años empezamos con la rusa. Después a los 12 me regala La Rebelión de las Masas, de Ortega Y Gasset. Y a los 40, en un test, me dijeron que tenía que dejar lo intelectual y dedicarme a lo emocional, y empecé a pintar, dibujar, grabar.
-Hoy es más común para una mujer ¿Pero en su juventud cuando planteaba sus estudios cómo se los tomaban en la familia, su marido? Luz: Mi padre eras un hombre absolutamente moderno. Toda su vida me dijo: cásate grande, con un título, independiente económicamente y habiendo conocido a varios hombres ¿Qué padre en los años 43, 44 le decía eso a su hija? Él me contaba cuando yo tenía 7 años, qué hacia en los prostíbulos. Yo siempre fui a contramano. Fui políticamente incorrecta. Nunca tuve que ver con lo general, lo que hacía todo el mundo. Nunca. Él me educó tan pero tan, libre que era impensable que si yo le decía una cosa me dijera que no. Y mi marido tenía 16 años cuando lo conocí, y yo 15. Se formó prácticamente con mi padre. Entonces era igual que él. Jamás de los jamaces mi marido me dijo “no hagas esto”; además lo hacíamos juntos. Filosofía lo hicimos juntos. Arte, yo pintaba y él hacia fotografía. Exponíamos juntos. Jamás me dijeron: “eso no porque sos mujer”.
-¿Cómo acordaron el contenido del guion? ¿Se sintió desnuda Luz? Luz: Nunca tuve problemas con los desnudos. Toda mi vida dormí desnuda. Me gustan los hombres desnudos. Cuando tenía 25 años en las playas europeas usaba bikini. No me molesta el desnudo en el cuerpo ni en el alma. Porque no tengo nada de qué avergonzarme. Pude tener muchísimos errores y los agradezco, porque se aprende con los errores. Jamás coincidí con lo que la gente estúpida llama “éxito”. Ese éxito no es bueno. Lo bueno es el fracaso. Porque el verdadero éxito es fracasar y volver a levantarte. Es cumplir con lo que se tiene que cumplir cada hora y cada día de tu vida. No fui pedófila, ladrona, asaltante, prostituta. Fuera de esto hubo cosas que no pude mostrar porque involucraba a personas que hoy todavía tienen descendientes vivos y sentí que no tengo derecho, de ninguna manera, a ensuciar o hacer dudar del nombre de gente que para mí significó mucho. Eso decidimos no tocarlo. Pero la prueba está, que no me molestó revelar que fui abusada sexualmente desde los 2,5 años hasta los seis. Dije: “Ponelo porque me pasó”. Y yo lo cuento en off en la película. Por lo demás me habré visto algún programa de Tinelli, o de Susana Giménez no se… (risas). Jerónimo: No arranqué de cero. Luz había grabado unos audios familiares en los que contaba gran parte de su vida. Charlábamos con Luz. Después estaban sus libros -escribió cerca de una decena-. Y llegamos a una versión que tiene el recorrido de su vida, pero está focalizada en el presente, sobre todo. Hubo siete versiones del guion. Yo le mandaba los avances del guion a los dos, al director y a Luz. Buscaba estar a la altura de la persona real. No quería decepcionarla. El guion tenía que estar a la altura de las cosas que ha hecho Luz. Y además ella le iba a poner el cuerpo a esto como protagonista. Era un desafío.
-¿En términos generales Luz, en su vida se le coartaron posibilidades por ser mujer? Luz: Primero yo no soy feminista ni acuerdo con las feministas que odian a los hombres ¿Si tanto los odian por qué son tan parecidas a ellos? Yo nunca tuve un problema por ser mujer. Me crie con un padre que para él si eras mujer eras buena. No fui segregada por ser mujer. Opino hoy, como hace 80 años atrás, que no concibo un mundo sin hombres. Me gustan y me gustaron. Siempre he respetado el derecho de cada ser humano a elegir su satisfacción sexual. Por supuesto no acepto violadores o pedófilos.
-Luz 87 años y Jerónimo 37 ¿Qué aprendieron de cada uno de ustedes? Luz: Aunque a veces pienso que con las nuevas generaciones están cortadas las comunicaciones hay excepciones, como diría mi querido Ortega y Gasset, que son las que confirman la regla. Hay un 10%, a veces quiero pensar y soñar que soy optimista y digo que es un 20% de la juventud actual que es maravillosa. No tierne que ver con las zapatillas que usan sino más bien con que no han visto un libro en la puta life (vida, en inglés). A algunos hay que explicarles que el libro no se enchufa. Pero me consta que hay jóvenes que no son así. Mis nietos no son así, él (Jerónimo) tampoco. Con Jerónimo pudimos dialogar como si yo tuviera 40 años y él 80. Soy loca, pero siempre fui (risas). Me sentí con él como si fuéramos hermanos o amigos; y hay gente de mi edad con la cual no puedo hablar. Jerónimo: Conecté enseguida con esa forma de ser en el mundo, la de Luz, que es tan inspiradora. En la Legislatura, cuando la reconocieron, en su discurso nos mandó a cada uno a hacer su propia obra. Nos dio una consigna: dejen una huella. Luz está en plena actividad. No para un segundo. Es inspiradora. No frena nunca. Mientras filmábamos la película, presentó un libro, preparaba un segmento de su galería, su marca personal para el festival de Biarritz. Y particularmente, a través de Luz conocí la cultura andaluza. Y conocí el mundo andaluz personificado en ella. Y pasamos a García Lorca, al duende. Y eso me quedó marcado para siempre. Luz es la clase de persona que a mi me gustaría ser.
Gustavo Camps
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