El periodista Eduardo Blaustein, vecino del distrito, habló de su libro, Años de rabia- El periodismo, los medios y las batallas del kirchnerismo (Vergara, 2013), y propuso algunas diferencias entre la comunicación kirchnerista y la del actual gobierno, durante una charla-debate en el Curso de Comunicación Política y Nuevas Tecnologías que se lleva a cabo, hasta fin de mes, en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UBA, organizado por el sindicato ATE (estatales) y la casa de estudios.
Eduardo Blaustein nació en la ciudad de Buenos Aires pero se crió en La Lucila y de chico jugaba a la bolita en las parcelas de terreno frente a la galería, pegada a la estación del ferrocarril, donde está Prensa Libre. Ahora el periodista de la Humor, Tiempo Argentino, El Porteño, Página 12 y Miradas al Sur sigue viviendo en Vicente López.
Hace dos semanas estuvo en una charla-debate en el Curso de Comunicación Política y Nuevas Tecnologías que se llevará a cabo, hasta fin de mes, en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UBA, organizado por el sindicato ATE (estatales) y la casa de estudios, para hablar de la comunicación kirchnerista y la del actual gobierno.
Habló también, y poco, sobre Años de rabia. El periodismo, los medios y las batallas del kirchnerismo, un libro suyo de 2013 que aunque el título remite, particularmente, al gobierno que precedió al actual, durante una década, analiza hábilmente desde varios costados el quehacer periodístico durante aquel periodo, sin necesidad de polarizar.
“Con la frase ´un discurso dirigido a la propia tropa´ se resume buena parte de lo que puede ser una crítica a la comunicación kirchnerista” dijo al auditorio conformado por trabajadores (muchos del Estado), militantes, alumnos de la UBA y de otras facultades que se capacitan en el curso de la Facultad de Comunicación Social.
Para Blaustein “hubo momentos de mucha apertura comunicacional, los mejores momentos. El kirchnerismo que se abre es el del año del bicentenario, los festejos del bicentenario fueron una operación cultural brillante, con una mirada determinada de la historia argentina, de la cultura, llena de recursos tecnológicos”.
“Momentos emocionantes –destacó descriptivo- con el famoso cuadro de Las Madres (de Plaza de Mayo) bajo la lluvia, fue un momento de muchísima apertura (…)” y recordó que pese a las impugnaciones de medios y periodistas opositores, “los medios hegemónicos se vieron obligados a transmitir en directo: por algo se vieron obligados a hacerlo”.
Desde otra óptica, el periodista reconoció que “fui muy de impugnar la visión de los cacerolazos como realizados ´por un conjunto de gorilas que vivían en Recoleta´, y aplanar al no-kirchnerismo en ´una especie de sociedad de gorilas, oligarcas o idiotas´, en un equivocado duelo de amigos y enemigos. Devolver odio con odio no funciona” afirmó.
La pospolítica
Sobre el oficialismo, reconoció que el gurú comunicacional del macrismo, Jaime Duran Barba, “habla de una sociedad real que no queremos que sea así: egoísta, consumidora y demás… No queremos que nuestro prójimo sea así” . Y afirmó: “El macrismo aplica saberes para dirigirse a esos mundos privados”.
Luego revelo que el publicista “dice en su libro (El arte de ganar: Cómo usar el ataque en campañas electorales exitosas 2011) que “los viejos actos políticos ´son una antigüedad, aburridos, lo dice con muchísimo desdén”. Pero el vecino periodista separa las aguas: militar no tiene que ser sinónimo de padecer o sufrir, de ningún modo.
“El macrismo expresa, con recursos muy sencillos -una publicidad del gobierno de la ciudad oferta disfrutar el cambio de estación- el monopolio político del acceso al placer” aporta un interlocutor en la clase. Es así para Blaustein y el aporte no se hace esperar: “No pararse en un lugar de impugnación del sentido común, por fuera”.
“¿Por qué todo tiene que ser ´heroico´, ´épico´, ´luchador´, ´enojoso´, ´gritón´, ´terrible´, ´solemne´?” Y como respuesta recordó que en la gestión Telerman (intendente CABA 2006-2007) se reivindicaba el tema de una ciudad más bella: “Veníamos de 2001. Si. ¿Pero acaso no queremos una ciudad más bella, más humana? ¿Cuál es el drama?”.
Y luego exhorta, porque la cuestión lo amerita. “Los discursos de comunicación tienen que hacerse cargo de esa visión profundísima de la vida humana, del querer sencillamente disfrutar. (…) Aunque sé que es el macrismo el que gestiona ese tipo de comunicación –reconoció el periodista- yo estoy de acuerdo”.
“Hay una especie de vértigo social, todo cansa inmediatamente, se necesita renovar el espectáculo. En el caso de la política la sociedad tiene cansancio de época ante lo existente, más allá de las lógicas políticas”. Para Blaustein tal vez pase por utilizar otras categorías comunicacionales distintas a las usuales, un discurso más humanizado
“¿Qué pasa si se utilizan otras categorías?” se preguntó y propuso: “¿Un discurso menos ideologizado y más humanizado? Es un terreno a estudiar”. Luego advirtió: “El mundo privado de las fábricas y las oficinas, que es semiprivado, no aparece en el kirchnerismo, ¿qué protagonismo puede haber tenido el mundo del trabajo?”.
El problema, tal vez, es, sin buscarlo, consolidar la lógica de un ´periodismo de escritorio´, usual en las épocas de redes sociales y cámaras de eco, amparado por un “sistema de sinergia gigantesco”, la potencia de los multimedios, que de a ratos, de competidores se vuelven colaboradores, cuando el interés que persiguen es el mismo: las audiencias.
