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Nadie se hace responsable de la brutalidad desatada, y eso se atribuye a la falta de responsabilidad de las autoridades, que dejaron en mano de represores la solución de problemas laborales. La prensa y los diputados intentan vanamente preservar de la furia represiva a los trabajadores que se refugiaron en los techos para evitar recibir el mismo tratamiento que puertas, ventanas y maquinarias.
Marcelo Bombau, de presidente de Torneos y Competencias pasó a ser gerente de la empresa. Hoy es uno de los que no quieren diálogo sino golpes. Ni la empresa ni los dirigentes del gobierno aceptaron el lógico diálogo para evitar los despidos.
Pasadas las nueve de la mañana, la represión continúa, ahora golpeando a los trabajadores de prensa y a los diputados que se presentaron para preservar la vida de los trabajadores. Efectivos de la represión intentan evitar (a los golpes) tratando de que los medios de prensa no pudieran registrar la violenta represión.
Los trabajadores que pacíficamente tomaron la fábrica, se preocuparon por mostrar que las instalaciones, no sólo estaban intactas, sino que podía trabajar en cualquier momento “con sólo apretar un botón”, ya que temen que cuando las fuerzas represivas de Vidal entraran, pudieran destruir las máquinas para culpar a los ocupantes.
Sin diálogo y brutalmente, según denuncian (y sufrieron) los trabajadores y periodistas, desde temprano se pudo ver por los medios cómo los policías desatados rompían todo a su paso. Según denunciaron, los represores se negaron a cualquier negociación, frente a la atónita mirada de vecinos y televidentes.
Mientras tanto, la empresa se retira de producir allí, en zona industrial, mientras importa mercadería para contrarrestar el haber detenido la producción de una empresa que había sido totalmente modernizada en los últimos tiempos.
Lamentablemente, no se respetaron los requisitos que el propio ministerio fija para los casos de crisis, en los que se despide a casi 700 trabajadores, con lo que significa, no solo para tantas familias, sino para la producción en general de un país.
Mientras continúa la represión, crece el temor de que, mal manejadas por la incompetencia de los represores, las acciones produzcan mayores daños de lo que se pueda esperar.
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