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El mural de Lucas Quinto por Santiago Maldonado
Invitado por la Asamblea vecinal de Carapachay y el Foro en Defensa de la Salud y el Ambiente, el artista argentino-mapuche, Lucas Quinto, pintó un mural a la entrada de la estación Carapachay, junto a vecinos y al colectivo, Fileteadores del Conurbano, por la aparición con vida del joven, Santiago Maldonado, víctima de desaparición forzada durante la represión de Gendarmería Nacional a una comunidad mapuche, en Chubut, el 1 de agosto.
La pared comunitaria, al ingreso a la estación Carapachay del Ferrocarril Belgrano, por Independencia, tiene su propia historia que se remonta a las asambleas de 2001. El primer mural, por entonces, reclamaba: “Queremos Trabajar: Tenemos Hambre”.
Ese fue borrado, pero las asambleas insistieron y consiguieron el permiso de la autoridad ferroviaria para convertirlo en lugar de expresión comunitaria. Desde entones, señala Carlos Gurvich, los vecinos pudieron expresarse por muchas causas sociales.
Esta vez la testimonial pared está dedicada a la aparición con vida de del joven, Santiago Maldonado, víctima de desaparición forzada durante la represión de Gendarmería Nacional a una comunidad mapuche, en Chubut, el 1 de agosto.
El muralista, Lucas Quinto, nacido en Buenos Aires pero de ascendencia mapuche, pintó un mural por Santiago, junto al colectivo, Fileteadores del Conurbano, la Asamblea vecinal de Carapachay y el Foro en Defensa de la Salud y el Ambiente.
La figura central –“el cultrún o centro de la bandera mapuche” señala Quinto- es el rostro de Maldonado. Sobresalen las consignas: Basta de represión al pueblo mapuche; Aparición con vida de Santiago Maldonado, y la combinación de colores.
También hay una referencia directa a la ley de relevamiento territorial -“Exigimos la continuidad de la ley 26160”- que declara la emergencia “en materia de posesión y propiedad” de las tierras que ocupan los pueblos originarios.
El mural tiene dos campos uno con simbología mapuche, la mitológica y poderosa Kay Kay Filu (serpiente marina), otro con el dragón, símbolo de los fileteadores urbanos y ambos sobre un puma, otra poderosa figura mapuche.
“El grupo participa de las movidas sociales, con compromiso político. No creemos que la pintura, de por sí, pueda cambiar el mundo, pero es una herramienta de comunicación para que juntos podamos” expresó el artista sobre las motivaciones del mural.
Docencia
Entre quienes se acercaron a pintar hay una maestra, Emilia Neculhual Liencura, mapuche, que revela lo poco informados que están la mayoría de los y las docentes sobre los pueblos originarios, y lo poco que contienen sobre el tema los programas escolares.
Emilia, vecina de Carapachay y docente de inicial en el distrito, observa que a los pobladores originarios se los observa como “exóticos” y que lo referido a su historia y costumbres “no lo entienden” y en el mejor de los casos “no lo han pensado”.
Con humor, la docente recuerda la vez que un 12 de octubre -Día de la Diversidad Cultural, antiguamente conocido como Día de la Raza, en rememoración de la colonización europea de América- le desearon “feliz día”.
Fuera del ámbito escolar, Emilia coordina un taller de arte, El Peón de la Torre, para niños de 5 a 11 años, y algunos la acompañaron el día de la pintada del mural. Para la docente es de vital importancia “que se conozca a los pueblos y se hable” de sus problemáticas.
GC
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