Más de 13 mil jóvenes durante los últimos 44 días pasaron por el hotel 4 del complejo turístico de Chapadmalal. Un año más que el programa de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) sigue convocando masivamente a las nuevas generaciones como hace 17 años. Desde sus barrios y escuelas, apuestan al compromiso político, la militancia y la organización para la defensa de los derechos humanos como pilar de la democracia. “Acá nos encontramos con otres, concretando la posibilidad de vivenciarnos, habitarnos y conocernos desde la empatía, el amor y la militancia por otro mundo posible”, dijeron en el manifiesto de cierre de Jóvenes y Memoria.
Con la sensibilidad para mirar donde el Estado y los poderosos no quieren ver, con el compromiso con les que sufren, así se realizan cada una de las investigaciones del programa Jóvenes y Memoria que, año a año, actualizan la agenda de la democracia: trabajo, violencia institucional, diversidad y disidencia sexual, ambiente digno, memoria.
Fueron en total 44 días, más de 13 mil jóvenes de 803 escuelas y 262 organizaciones políticas, sociales y culturales que llegaron de unas 100 localidades y pueblos de todo Buenos Aires. Atrás quedó el cierre del XVII encuentro pero nada termina, cada encuentro, cada investigación, cada debate se traslada a los barrios, las escuelas y organizaciones con el desafío de seguir construyendo una democracia más libre y justa. Como desde hace 17 años el programa de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) sigue convocando masivamente a les jóvenes en un encuentro que ya sienten propio, como uno de esos derechos que se van conquistando con la organización, la militancia y el trabajo.
“Nos quieren hacer creer que desear demasiado no tiene sentido en un mundo atravesado por la desigualdad y la violencia. Pero no podrán contra nuestra voluntad y esperanza para construir otro donde podamos vivir con paz y dignidad”, señaló la directora de la CPM Sandra Raggio durante el acto de cierre del sábado por la noche.
En 2002 cuando empezó Jóvenes y Memoria, en un momento de crisis social y económica e impunidad para los perpetradores del genocidio, las pocas escuelas que participaban buscaban en sus trabajos sobre el pasado reciente un puente político y ético para reconstruir las bases de una democracia incapaz de garantizar los derechos de amplios sectores de la sociedad. 17 años después, los militares fueron condenados, y la memoria, verdad y justicia se convirtieron en el pilar de esa democracia.
Y 17 años después, en otro contexto de crisis, de ajuste y neoliberalismo, donde los derechos parecen ser un problema para el gasto público, “entendemos que el Estado es responsable de la garantía de los derechos, y si no lo hace es nuestro deber luchar por ello", expresa otro manifiesto elaborado durante el XVII encuentro.
Durante todo este tiempo, fueron creciendo tanto las investigaciones sobre las violaciones a los derechos humanos del presente como la participación de las organizaciones territoriales. “Cuando las políticas de defensa de los derechos e inclusión no son lo que deben ser, están las organizaciones para reconstruir la trama social rota en los territorios, disputando los sentidos y las formas de hacer política. Son también las organizaciones el espacio de una juventud que no acepta las miradas tranquilizadoras de los poderes hegemónicos”, explica Sandra Raggio.
Link Permanente: http://www.prensalibre.com.ar/index.php?id=14917
|