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El 22 de junio de 1863 se habilita la estación “Los Olivos” del Ferrocarril del Norte, en la línea de Buenos Aires a San Fernando. De allí, el nombre de la localidad, que forma parte del municipio de Vicente López, uno de los 135 partidos de la provincia de Buenos Aires.
Aseguran que el partido más pequeño de la Provincia, de 33 km², tomó su nombre a principios del siglo XVIII por el monte de olivos que existía en lo que hoy es la localidad de La Lucila, y que había sido plantado por Domingo de Acassuso, vecino del Partido de San Isidro. La zona, que fue llamada Paraje de los Olivos, Punta de los Olivos y hasta Puerto de la Punta de los Olivos, al inaugurarse en 1863 el tramo del Ferrocarril del Norte (actual Retiro-Tigre del ferrocarril Bartolomé Mitre) que iba desde la estación Belgrano hasta la flamante estación Olivos, es cuando oficializa el nombre.
El nombre aparece por primera vez en el Acta del Cabildo del 10 de febrero de 1779, en la que se lee: “...Se construían tres corrales en la costa de San Isidro, a saber uno en el paraje que dicen los olivos...” (sic)
El 6 de enero de 1897 se inauguró la capilla Jesús en el Huerto de los Olivos, en terrenos del administrador del ex Ferrocarril Buenos Aires a Rosario, Hernán Wineberg, que luego se convertiría en la catedral del municipio y, Jesús en el Huerto de los Olivos, en su patrono.
Vicente López municipio
En 1903, Ángel Torcuato de Alvear y su cuñado, el Dr. Marcelino Ugarte, iniciaron las gestiones para la creación del nuevo partido, que formaba parte de San Isidro. En 1905 un proyecto de ley presentado por el diputado provincial Alfredo Madero proponía la creación del partido de Los Olivos. El diputado Bartolomé Cruz propuso que se lo llamase Vicente López y Planes, con el argumento de que ya existía una estación con ese nombre. Finalmente, el 21 de diciembre del mismo año se creó el partido de Vicente López (ley 2959). Juan Manuel Gutiérrez, de profesión escribano, fue el Primer Comisionado designado por el gobernador bonaerense, llegó a Olivos el 3 de enero de 1906, y allí se asentó en la sede de la Sociedad de Socorros Mutuos, sobre la calle Ricardo Gutiérrez 1221.
En las primeras elecciones municipales, de 1906, se eligieron los integrantes de la primera Comisión Municipal: Juan Manuel Gutiérrez, Guillermo Manson, Gustavo Zaldarriaga, Sixto Peralta, Juan Vignales y Manuel A. De Uribelarrea. Las elecciones fueron realizadas en el local de un almacén de Olivos y votó solo la mitad de los que estaban inscriptos: doce personas.
Con el tiempo se fundó una sala de primeros auxilios y un lactario, además de impulsar la creación del Club Náutico. Durante las décadas de 1920 y 1930 se construyó el puerto y se pavimentaron las principales avenidas.
El 14 de septiembre de 1939, el municipio es declarado ciudad y Olivos pasa a ser uno de sus nueve barrios.
En 1995 se inaugura el Tren de la Costa, que corre sobre un viejo ramal clausurado del Ferrocarril General Bartolomé Mitre, y a partir de 2005, un boom inmobiliario en el corredor de Libertador, en Olivos y Vicente López, crea departamentos lujosos que alcanzan los valores de Puerto Madero.
Olivos tiene hoy una superficie de 7,7 Km. Y unos 80.000 habitantes aproximadamente.
Residencia Presidencial de Olivos
Este predio, de alrededor de treinta y cinco hectáreas, llegó a ser la residencia del titular del Poder Ejecutivo. Era parte del reparto de tierras que realizó Juan de Garay en 1580, entre los aventureros que lo acompañaron. A cada uno le dio tierras desde Plaza de Mayo hasta San Fernando. Así nació la costumbre de muchos vecinos de tener una vivienda en la ciudad y una "chacra" o "quinta" en el Norte de la ciudad.
Dentro de una de las chacras se encontraba el terreno en el que hoy se erige la "Quinta Presidencial" de Olivos, demarcado por las calles Villate, Malaver, Av. Maipú y vías del Ferrocarril Gral. Mitre. En aquel entonces, la ribera del Río de la Plata llegaba a sus inmediaciones. Por algún motivo, Rodrigo de Ibarrola (el agraciado) no se asentó allí y retornó a Asunción, de cuyo Cabildo llegó a ser regidor, luego de haber ocupado idéntica función en el de Buenos Aires.
En 1774, Manuel de Basavilbaso, que era administrador general de correos de la ciudad, adquirió esa porción de la "chacra" originaria de don Rodrigo, a un tal Pedro Morán. Y al fallecer, la heredó su única hija, Justa Rufina de Basavilbaso y Garfias; quien se casó con un primo hermano suyo, más tarde sería famoso: don Miguel Ignacio de Azcuénaga y Basavilbaso, conocido entre nosotros por el nombre abreviado de Miguel de Azcuénaga, el de la Primera Junta. Miguel se destacó luchando en las Invasiones Inglesas; y luego como vocal de la Primera Junta de Gobierno, en 1812 llegó a ser el primer gobernador de la actual Provincia de Buenos Aires.
Uno de los hijos del matrimonio heredó luego la propiedad, y tiempo después, requirió a su amigo y contemporáneo Prilidiano Pueyrredón, que diseñara una nueva casa. Prilidiano graduado como arquitecto en el Instituto Politécnico de Francia, era también pintor y escultor, realizó una seguidilla de terrazas divergentes, en tres niveles que, abriéndose en diagonal, van convergiendo hasta transformarse en un hermoso mirador, en la cima.
En el trabajo de parquización intervino el famoso paisajista francés Charles Thays (diseñador de los parques de Palermo y otros), quien embelleció la rudimentaria chacra colonial, plantando tipas y araucarias.
Con la llegada del ferrocarril, las vías partieron en dos la "Cabaña de los Azcuénaga", quienes debieron cerrar el ingreso principal por el camino del bajo, y habilitar entradas laterales y otra sobre la naciente Av. Maipú, que empezaba a poblarse de nuevos vecinos, debido al crecimiento de la entonces villa de Vicente López.
En 1873, tras su muerte, la propiedad pasó a la descendencia de su hermana Manuela, y luego la heredó, en 1903, su único hijo: Carlos Villate Olaguer Feliú, biznieto de Miguel de Azcuénaga, quien poco antes de morir legó la histórica chacra de los Azcuénaga al Gobierno Nacional, "para que pueda hacer asiento o residencia veraniega" del Presidente de la Nación.
Este legado fue aceptado, el 30 de Setiembre de 1918, por el presidente, Hipólito Yrigoyen. “Sus límites: por el Norte con la calle Carlos Villate, por el Sud con la calle Antonio Malaver, por el Este con el Río de la Plata y por el Oeste con la Avenida Centenario, que consta más o menos una superficie de treinta y cinco hectáreas. En caso de que el gobierno no aceptara esta donación, es mi voluntad sea construido un gran parque, donándolo al Gobierno Nacional para beneficio público y pulmones de la población, que se denominará Parque Azcuénaga".
El Presidente Yrigoyen, pese a haber aceptado este legado, jamás ocupó la residencia. El primer mandatario que la usó con los fines pensados, aunque de modo esporádico, fue el presidente de facto, general José Félix Uriburu, a partir del verano de 1931. El primero que la ocupó de modo permanente -de allí tomaría el nombre de "Residencia Presidencial de Olivos"- fue el también presidente de facto, general Pedro Eugenio Aramburu, en 1955.
En total, unas quince familias presidenciales vivieron en Olivos durante los últimos 60 años y Juan Domingo Perón fue el único presidente que murió allí el 1 de julio de 1974.
Link Permanente: http://www.prensalibre.com.ar/index.php?id=15794
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