Tras un festival musical que este viernes reunió, como es usual últimamente, varios cientos de jóvenes para oponerse a la construcción de un camino asfaltado en la costa de Vicente López, los participantes marcharon hasta la entrada del obrador del cuestionado emprendimiento, a metros de la costa, en Laprida y Vito Dumas, y luego tomaron el abandonado bar Puerto Marisko, para resistir el avance de las obras. Otro grupo ya acampa desde hace días en el ex centro municipal Nº 3, en Yrigoyen y Solís.

Si había dudas de que los jóvenes son los principales protagonistas de la oposición al vial costero en Vicente López, el viernes a la noche se disiparon. Cientos de chicos y chicas bailaron, cantaron y dispararon consignas contra el vial, en avenida del Libertador y Laprida, del lado este (hacia provincia) de la arteria.

Grupos musicales con instrumentos de viento y cuerda, pero también muchos con bongoes, bombos y otros instrumentos de percusión amenizaron la protesta, el viernes 14, que fue acompañada con carteles y una serie de consignas a favor de mantener el río y la zona para la comunidad y no para automóviles o edificaciones.

También había adultos que fueron por su cuenta, varios referentes de organizaciones de la sociedad civil y de algunos partidos políticos que actúan en Vicente López, pero la gran mayoría de los participantes eran jóvenes y jovencitas, algunos en bicicleta, otros en skate, muchos de a pié, que pedían por una costa pública y natural.

En un ambiente festivo pero de gran compromiso, los jóvenes repartían volantes entre los autos que entraban y salían del hipermercado que se levanta allí y entre los que pasaban por el carril desocupado hacia la capital. Así estuvieron hasta cerca de las 22, 30 y luego, a ritmo de candombe, marcharon hasta el obrador en Laprida y el río.

Allí manifestaron nuevamente con música, baile y consignas hasta las 23 cuando decidieron tomar el bar Puerto Marisko, frente al obrador, para resistir desde allí la amenaza de las topadoras, palas mecánicas y camiones quepesa desde hace sobre la zona.

Este bar estuvo abierto hasta fines de abril, pero como tenía permiso precario para desempeñarse, como la mayoría de los emprendimientos similares en la costa, finalmente tuvo que dejar el lugar por las obras del vial, tras una clausura y una negociación con el municipio, que le permitió retirar muebles y otros enceres.  

Inmediatamente de tomado el lugar los jóvenes comenzaron a armar listas de voluntarios para quedarse allí y completar las 24 horas. Según le dijeron a Prensa Libre, tienen información de que el lunes las topadoras irán contra el lugar. También pensaban organizar actividades para atraer al público al lugar.

Hay que recordar que, desde hace días, otro grupo importante de jóvenes se encuentra acampando en el campo Nº 3, en Yrigoyen y Solís, también para resistir el avance de la obras. “Bajonea ver el río de esa manera pero no vamos a bajar los brazos”, le dijo uno de los comprometidos jóvenes a Prensa Libre.

Otro de los que llevaba la voz cantante explicó que el próximo paso será llamar a las organizaciones de la sociedad civil de Vicente López, ambientalistas y con otros tópicos sociales en general, para que los apoyen con la presencia concreta en el lugar. “Esta causa no solamente es justa, también se puede ganar”, resumió otro joven.