Buscar:
Google
Agregar a Favoritos
Jueves 18 de Abril de 2024   











Justicia, no venganza
26/11/2015 Región Metropolitana Norte - Derechos humanos

Los represores actualmente son añosos

La psicóloga, Adriana Taboada, miembro de la Comisión Memoria Verdad y Justicia Zona Norte, y autora del ensayo, Impunidad Gerontológica, explica la importancia, para la salud social, de que se juzgue a los represores de la última dictadura; advierte que no se debe confundir vejez con enfermedad y que la falta de dinamismo en la Justicia afecta, por el paso del tiempo, tanto a víctimas y querellantes como a los propios imputados.

En 2013 la psicóloga Adriana Taboada iba a un juicio de Lesa Humanidad, por hechos criminales durante la última dictadura militar, cuando vio que uno de los que luego sería acusado –presuntamente inocente hasta ese momento- bajaba de un taxi, y solo y sin ayuda, llegaba igual que ella al tribunal, sin ningún tipo de inconveniente.

Un par de meses después el personaje pedía absolución por demencia. Le llamó la atención, pues por su profesión, sabía que la demencia es un proceso largo. Investigó y así nació su ensayo: Impunidad Gerontológica, donde despliega los artilugios de los represores, escudados en su edad añosa, para salvarse de ir presos.

A horas de conocerse los resultados provisorios del balotaje, que implican un cambio de gobierno y también de las políticas actuales en Derechos Humanos, se volvieron a escuchar voces que reclaman amnistía para los presos por crímenes aberrantes, justamente con el argumento de la edad de los reos o los acusados.

El más evidente fue un editorial aparecido en el matutino del oligopolio de comunicación, La Nación (que no es la primera vez que avanza sobre el tema), que fue repudiado y cuestionado por diversos sectores, incluso por sus propios empleados, periodistas y de otros sectores de la firma.

Prensa Libre entrevistó a la especialista, vecina de Florida, que además es miembro de la Comisión Memoria Verdad y Justicia Zona Norte; es perita en el área de salud en los Juicios de lesa humanidad; y forma parte del Centro de Estudios sobre Genocidio, de la Universidad de Tres de Febrero (municipio al oeste del Conurbano).

-¿Cuál es la situación etaria de los juzgados por crímenes de lesa humanidad?
-En general, los represores actualmente son añosos. Hay algunos jóvenes, como (Luis) Patti. Entonces se aprovechan de esa condición y del prejuicio: “son viejos y no entienden nada, pobrecitos”. Tenemos que tener en cuenta que estamos frente a un genocida, que es añoso, grande, viejo. Pero esa condición no le quita responsabilidad. Si no puede estar en juicio, porque está deteriorado, es otra cosa. Para poder estar en juicio, la persona tiene que entender de qué se lo acusa; y tiene que poder defenderse y comunicarse. Así tenga 90 años. (Omar) Riveros tiene 92 años y puede estar en los juicios y en la cárcel. Muchos se murieron porque es natural, no es que estaban condenados a muerte o los mató la cárcel. Eran grandes, estaban presos y se murieron en la cárcel. No hay que confundirse. El envejecimiento es un proceso natural, no una enfermedad. Puede pasar que el deterioro sea tal que ya no se le puede hacer juicio. Las patologías se tienen en cuenta. Ezeiza tiene un hospital equipado, nosotros estuvimos allí y lo vimos. Ellos no quieren ser atendidos allí. Y hay muchos que sí están con prisión domiciliaria. No es que no hay. Además, si vemos que hay alguien incapaz de entender y defenderse, nosotros mismos firmamos para que sea sacado del proceso judicial.

-¿La sociedad entendió que no se trata de venganza sino de justicia?
-Lo repetimos una y otra vez. Parece que hay un ensañamiento, como que se les quiere hacer cargar con una culpa que no tienen, y además “pasó mucho tiempo”. La verdad es que no importa el tiempo que pasó, los crímenes no prescriben. El tema pasa por otro lado. A un niño, a un hijo, se lo educa para que sea responsable de sus actos; le pegan a otro, tienen que ir y pedirle disculpas. Rompen algo, entonces se trata de que lo reparen o que aprendan que eso no se hace. Como sociedad, desde la infancia se trata de socializar, para que cada ser humano se haga cargo de sus actos. Se enseña a valorar lo que se hace bien y reparar lo que está mal. El criterio de justicia. Esto no es venganza.

-¿Y en relación a otros delitos?
-El genocida mató, ahogó, violó, se quedó con niños, les cambio la identidad ¿Y como son viejos no se hacen responsables de sus actos? Todos tenemos que ser iguales ante la ley. Alguien cometió un delito, se probó, entonces corresponde una pena. De esto se trata. Y no hay que confundirse. Por ejemplo, el tráfico de drogas es un delito grave. Pero estos son delitos de lesa humanidad, los más graves que hay, y esto en términos judiciales tiene que tener una condena.

-¿Cuál es la importancia de que en las escuelas se enseñe sobre lo que pasó?
-El contenido, en la transmisión educativa es muy importante. Hubo 30.000 desaparecidos en un país, y el terror, los centros clandestinos. ¿Y no se dice nada? Es una parte de la historia. Tenemos que brindar la información y después, que cada uno saque sus propias conclusiones. Y que sea de primera mano, llevar a los alumnos a los juicios, para que vean cómo se mueve cada parte dentro del tribunal. En los juicios las sentencias funcionan como una instancia de verdad, luego de escuchar puedo decir: “en el país pasó tal cosa” o “no pasó tal cosa”.

-¿Por qué se trata de negar la represión ilegal o se remite a que fue consecuencia de dos bandos en pugna?
-En 1955 se produce una renovación doctrinaria de las fuerzas armadas argentinas. Llega una delegación de militares franceses formados en la guerra de Argelia que se instalan a capacitar acá. En esa escuela se formaron los militares. Hubo un manual llamado de Operaciones Psicológicas, que fue probado en 1968, antes de que existieran organizaciones armadas en nuestro país, donde se dice que la psicología es tan importante como las armas nucleares, y que se puede usar en tiempos de paz también. El blanco de esa arma es la población. No hubo dos demonios, el terror apuntaba a controlar a la población para establecer otras bases económicas.

-¿La Justicia es reacia a avanzar en los juicios?
-Hay un problema muy grave actualmente, en los procesos de justicia, que es lo lento que son. Esa lentitud se traduce en el fallecimiento de acusados, victimas y querellantes. Los jueces no tienen tiempo porque además tienen sus propios tribunales, porque hay un solo juez y dos suplentes. A este ritmo va a ser interminable. En el juicio de Campo de Mayo debería comenzar el Juicio de la Ford, de civiles. Se lo sacó en 2014 del Juicio de los Obreros (Astarsa, ceramistas) porque faltaban jueces y ahora no tiene ni fecha. Hoy por hoy faltan jueces. En todo el país es el mismo problema. Es muy complicado el nombramiento. Necesitamos juzgados que hagan un proceso ágil y concreto. El problema lo tiene que resolver el Poder Judicial en sus distintas instancias y no lo hace.

Gustavo Camps


Link Permanente:  http://www.prensalibre.com.ar/index.php?id=9507
   
  
 
Agregar Comentario:
Nombre:
Email: (opcional)
Comentario:
Cdigo de Seguridad:
Cdigo de Seguridad
 
3° Edad | Acción Social | Ambiente | Arte  | Asociaciones | Barriales | Breves  | Cultura | Delta  | Deportes | Derechos humanos  | Discapacitados 
ediciones anteriores  | Educación | Empresas | Encuestas | Entrevistas  | Festejos  | Historia  | Homenajes  | Industria  | La costa | La Semana | Mujeres | Municipales | Música | Notas Breves  | Obras Públicas | Pcia. de Bs. As.  | Política | Pymes | Salud | Seguridad | Sociedad | Solidarios | Transito | Verano  
Gral. San Martín | Nacional | Provincial | Región Metropolitana Norte | San Fernando | San Isidro | Tigre | Vicente López