El hartazgo acumulado por las proscripciones y persecuciones iniciadas en 1955, año de la “revolución libertadora” que derrocó al Presidente Perón, más las arbitrariedades en la vida laboral y universitaria bajo la dictadura del Gral. Onganía -el intento de anular conquistas obreras como el “sábado inglés” y la privatización de los comedores estudiantiles- colmaron la paciencia popular que ya había dado nacimiento a la CGT de los Argentinos y, posteriormente, a la primera organización armada de envergadura, el PRT-ERP.
Fue un momento de alza en las aspiraciones y organizaciones populares: no sólo enfrentando la dictadura militar de aquella época; también de esperanzas máximas en la conciencia política emancipatoria.
El “Cordobazo” no sólo expresó el fin de una etapa político-militar sino la confluencia y conjunción de fuerzas que procuraban representar, con sus miradas particulares, el camino que querían desembocar en la liberación nacional y social. Estaban el clasismo de SITRAC-SITRAM; los vandoristas descarriados de Atilio López; la combatividad de Luz y Fuerza y su líder principal, Agustín Tosco; los universitarios de la antigua Casa de Trejo, y aquellos militantes políticos que encontraron en la insurrección mediterránea la ocasión de exceder el marco gremial y político para forjar una nueva sociedad.
Entre todo, vale subrayar que la política de unidad de todos los sectores, emprendida por Agustín Tosco, aunque necesariamente discutible, por razones que en el marco de esta nota no vienen a cuento, fue la clave de la victoria popular.
Las decenas de muertos y heridos con que había empezado la protesta en la universidad correntina, reflejaron hasta dónde estaba dispuesta la dictadura para implantar el naciente neoliberalismo argentino, con mezcla clara de fascismo. Pero no le alcanzó para parar la imponente movilización y organización de las masas en los años posteriores ni para sostener la estabilidad de su “gobierno”.
Las condiciones de la situación actual, aunque no se asemejan a las de aquella jornada de lucha, vienen acumulando la misma indignación de entonces y promueven la misma propuesta de unidad, de hace casi medio siglo.
Héctor López Torres
Algunos recordatorios Entre las pocas celebraciones que recordaron este último fin de semana la extraordinaria insurrección popular de 1969, en Córdoba, denominada “Cordobazo” -bajo la conducción del dirigente del gremio de Luz y Fuerza Agustín Tosco, perteneciente a la fracción independiente enrolada en la CGT de los Argentinos- el Partido Comunista de San Fernando reunió a sus militantes sindicales de la zona para conmemorar el episodio obrero-estudiantil que conmovió al país. Después de una introducción de un dirigente local, activistas sindicales de los docentes, judiciales, del neumático y otros, abordaron la coyuntura gremial. Los representantes de FATE advirtieron que, según ciertas maniobras, la empresa se aprestaría a despedir alrededor de 400 trabajadores y por eso consideraron que era necesario la unidad de todas las tendencias internas y la masa sindical para encarar el conflicto.
