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Cuentos para todos: de los orígenes a la actualidad 127
28/2/2017 Nacional

Confucio y los escritores y filósofos
Los historiadores distinguen una etapa primitiva, donde vivieron los grandes pensadores como Confucio o Kun Futzu (551-479 a. C.) cuyos discursos están recogidos en los Lun Yu (coloquios varios) y Lao-Tse (570-490 d C), de quien se conserva un Tao Teh-King (libro del camino).

Hegel comentó, la obra de Confucio, en Lecciones sobre la historia de la filosofía, y la consideró dispersa, demasiado contemplativa y de un exagerado aprecio por lo popular. Para algunos, el juicio admite diversas interpretaciones. Las Analectas o Lun Yu (cuya traducción más literal sería Discusiones sobre los nombres de las cosas) son un conjunto de sentencias, anécdotas y diálogos breves —algunas presumiblemente apócrifas— recogidos por dos generaciones de discípulos durante los setenta y cinco años posteriores a la muerte del maestro. No se trata de una obra homogénea y coherente, sino fragmentaria. Sin embargo, a través de sus páginas Confucio, convertido en un personaje de una fuerza similar a la del Sócrates platónico, se muestra como un extraordinario conocedor y analista de la naturaleza humana. Su legado, si bien no se ajusta a los cánones de lo que se considera pensamiento filosófico en un sentido estricto, se ha convertido en modelo de sabiduría aplicable a la reflexión ética y política, capaz de mantener su vigencia durante veinticinco siglos.

(dibujo de Confucio) De By Chinese Artists - http://www.gutenberg.org/etext/15250, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=130130

Elías Canetti, el escritor y pensador suizo, Premio Nobel de Literatura 1981, que debió huir de la invasión nazi a Inglaterra durante la guerra, también se interesó por la literatura china. En una de sus novelas, Auto de fe, relata la historia de Peter Kien, un especialista en China internacionalmente conocido, propietario de una biblioteca de 25.000 volúmenes de la que se ocupa él mismo, después de soñar que sus libros eran quemados, se casa con su asistenta, una mujer iletrada y embrutecida, que le ayudará en la tarea de preservar su biblioteca. Esa novela, pensada en los años treinta, tal vez hace realidad sus propios miedos al crear a un protagonista que, entre alucinaciones, vuelve cierto su sueño premonitorio de quemar su biblioteca y esperar allí la muerte, en medio del incendio.
Finalmente incluyo un texto clásico de la literatura china que toca las penurias o iniquidades a que son sometidos los pueblos por aquellos que detentan el poder de un modo tan especialmente lírico, que cada texto, por breve que sea, se proyecta en la conciencia de quien lee, como una partida de ajedrez escenificada en el alma.

Fosa común
A la orilla del Huai la batalla ha terminado,
de nuevo el camino se abre para los viajeros.
Atropelladamente los cuervos pasan y repasan
graznando por el cielo frío. iAy!, una sola
tumba encierra los blancos huesos de todos los
que han perecido por la gloria del general.

Chang Pung, Siglo IX
(Editorial Quetzal, 1958, Buenos Aires. Extraídos de: criticadelibros.com)

Algunas analectas nunca vienen mal

Le preguntaron a Confucio qué era ser un verdadero caballero. El Maestro respondió: «Es quien sólo predica lo que practica.»
Y cómo se logra ser maestro, le inquirió un alumno. «Quien revisando lo viejo conoce lo nuevo, es apto para ser un maestro», contestó.
Sobre el conocimiento y el estudio, también Confucio tenía una idea clara: «Estudiar sin pensar es inútil. Pensar sin estudiar es peligroso.» Y a otro alumno, el Maestro dijo: «Zilu, te voy a enseñar qué es el conocimiento. Estar al tanto de lo que sabes y de lo que no sabes eso es ciertamente conocer.»

Una muestra de la sabiduría nada ingenua de Confucio, relatada en el Yuan-tse, Lun Yu dice: "En cierta ocasión preguntaron al Maestro: ¿Qué opinión te merece el que devuelve bien por mal? El maestro respondió: Si devolvemos bien por mal, ¿cómo corresponderemos a los beneficios que nos hagan? El bien ha de pagarse con el bien, pero el mal debe ser castigado según se merece en justicia".

Para concluir este capítulo es bueno recordar el diálogo con su discípulo Zizhang, que estaba estudiando con la esperanza de asegurarse un puesto de funcionario. El Maestro dijo: «Recoge mucha información, deja de lado lo que sea dudoso, repite con cautela el resto; entonces rara vez te equivocarás. Haz muchas observaciones, deja de lado lo que sea sospechoso, y pon en práctica con cautela el resto; entonces tendrás pocas ocasiones de lamentarte. Con pocos errores en lo que dices y pocos lamentos en lo que haces, tu carrera está hecha.»


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