El Paro Internacional de Mujeres, en coincidencia con el Día Internacional de la Mujer, que se recuerda cada 8 de marzo, reunió en la capital federal a colectivos femeninos de lo más variado que marcharon entre el Congreso y la Plaza de Mayo. Hubo mujeres que participaron sin una bandera particular, de partidos políticos, artistas, profesionales, docentes, pero todas absolutamente unidas contra la violencia machista que les lleva la vida. Luego de concluida la marcha la policía hizo algunas detenciones.
“Somos mujeres…eso”. Lacónica pero con un peso emocional inusitado, la frase de la mujer, elegida al azar, a la que Prensa Libre le pidió definir la marcha, lo dice todo. Ayer miércoles 8, miles de mujeres adhirieron al Paro Internacional por sus derechos.
Hubo expresiones de todo tipo: partidarias, artísticas, ecologistas, y aunque los colores que las organizadoras habían sugerido eran el negro y el violeta, la convocatoria superó con creces cualquier uniformidad que se piense, salvo la básica: el machismo mata.
Hubo hombres y un abanico de consignas, maneras de expresarlas, cuerpos diversos de mujer que se unificaron en una denuncia común: la violencia machista asesina, y de allí para abajo un sinnúmero de atropellos por el solo hecho de la condición de género.
El punto de encuentro fue el Congreso Nacional. Luego, la gran cantidad de mujeres y hombres que se habían reunido en la esquina de avenida Rivadavia y Callao comenzaron la caminata hasta la Plaza de Mayo en grupos y por diferentes arterias.
En Plaza de Mayo la periodista, Liliana Daunes, leyó un comunicado consensuado con reclamos genéricos: contra femicidios, trabajo doméstico invisible, explotación sexual, salarios que discriminan, precarización laboral y a favor de aborto legal, seguro y gratuito.
En rigor, desde el mediodía las mujeres comenzaron a poblar el centro capitalino para “el ruidazo” que iniciaba la jornada de protesta. Muchas utilizaron la hora del almuerzo para plegarse al inicio de la demostración.
La decana de la Escuela de Política y Gobierno de la UNSAM (San Martín), María Matilde Ollier, dio asueto e invitó a las mujeres de la comunidad universitaria a plegarse a la jornada; en la casa de estudios por la mañana hubo actos alusivos al día.
“La violencia contra las mujeres, que encuentra en los femicidios el emergente más visible, no se detiene allí, abarca múltiples situaciones de desigualdad y discriminación que vivimos diariamente tanto en el plano laboral como social” expresó Ollier.
En San Isidro la concejala, Marcela Durrieu, promotora hace años del cupo femenino en cargos políticos, estuvo en el centro comercial de Villa Adelina para invitar a los vecinos a sumarse a las consignas del paro de mujeres. Fue con varios colegas de su bloque.
“Las mujeres tenemos prioridades distintas, consignas distintas, pero lo que a todos nos unifica es la idea de una sociedad que nos contenga” explicó Durrieu en un comunicado donde adhirió a la marcha y exhortó a los hombres a que acompañen los reclamos.
La mujer estuvo en la plaza con su hija, Malena Galmarini, funcionaria de Tigre, referente del Frente Renovador. “La falta de políticas públicas nos está matando. No hay decisión del Gobierno para solucionar los problemas de las mujeres", evaluó Galmarini.
La diputada nacional, Victoria Donda (Libres del Sur), exhortó a sindicatos y centrales obreras a que “protejan los derechos laborales de las mujeres” que adhirieron al paro y evaluó: “La democracia tiene muchas deudas pendientes con las mujeres en este país”.
En cuanto a las reivindicaciones, Donda reclamó que la Comisión de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia, de la cámara de diputados, se divida, “con el fin de brindar un mayor tratamiento a las iniciativas vinculadas con la mujer”.
La referente socialista, Vilma Ripoll, junto a colectivos feministas, escenificó un “aquelarre” frente a la Catedral de Buenos Aires, con mujeres que vistieron de negro y portaron bonetes de “brujas”.
La legisladora capitalina mandato cumplido (MST) criticó los subsidios a la iglesia católica y reclamó que “los fondos se usen en un presupuesto de emergencia para frenar los femicidios y asistir a las mujeres víctimas de violencia machista".
Las crónicas internacionales contabilizaron más de 43 países donde se repitió la jornada. En nuestro vecino Uruguay por ejemplo, con 3.000.000 de habitantes, la marcha convocó a 300.000 asistentes, informó el especialista internacional, Pedro Brieger.
Concluido el acto, un pequeño grupo feminista radical protagonizó un encontronazo con un hombre que portaba una bandera amarilla como la del Vaticano, frente a la Catedral, lo cual justificó que la policía las desbandara con gases lacrimógenos.
Lo curioso, denunciaron las organizadoras de la marcha, fue que posteriormente las fuerzas represivas, en una especie de “razzia”, practicara detenciones en bares y en la vía pública de la zona a mujeres, a las que entre anoche y hoy jueves, fueron liberando.
GC
