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Jueves 25 de Abril de 2024   











La importancia de la Gestión Privada en el sistema educativo
12/7/2017 Provincial
Todos los que de un modo u otro trabajamos en educación de gestión privada nos hemos encontrado más de una vez con un supuesto “progre”, un defensor de la escuela de gestión estatal, un gremialista, un opinólogo o hasta con un periodista poco informado (quien seguramente envía sus hijos a un colegio de esta modalidad de gestión) que nos ha dicho: “Los colegios privados no tendrían que tener subvención ni ayuda estatal de ningún tipo porque ese dinero tiene que ir para las escuelas públicas, pues para ello la gente paga impuestos”.

Analicemos la afirmación. ¿La gente que va a los colegios estatales paga impuestos para la subvención de los privados? ¿Y los que mandan a sus hijos a privados no pagan los mismos impuestos o más y dejan un banco vacío en el sector estatal, sin hacer uso de su derecho de enseñanza gratuita? ¿O esos padres no entran en el colectivo de “gente”?

No todos los colegios privados tienen aporte estatal y es ínfima la cantidad que tienen aporte del 100% de los sueldos docentes de las materias programáticas. En estos colegios, los docentes de extra programáticas, personal de limpieza, administrativo y de mantenimiento no reciben aporte del Estado de ningún tipo.

Además sus edificios son construidos, mantenidos y adaptados a cuanta normativa fije el Estado con mayor rigurosidad que en las propias escuelas estatales. Por ejemplo, mientras estos colegios se adaptaron a los cuatro sistemas que tuvimos en los últimos 25 años para albergar a toda una modalidad en el mismo edificio y en el mismo turno, en la gestión estatal aún quedan muchos secundarios fragmentados, con su ciclo inicial a la mañana y el superior a la noche; exponiendo a chicos de entre 14 y 18 años a los peligros que la vuelta a casa conlleva a esa hora.

Los servicios (luz, gas, teléfono, internet), seguros, ambulancias y todo el material didáctico tampoco son asistidos económicamente por el Estado en la gestión privada. Los colegios de gestión privada también son públicos por definición de la propia Ley Nacional y Provincial. Por lo tanto señores “progres”: ¡la mal llamada educación privada es pública!

La educación de gestión privada tienen un sinfín de obligaciones de diversa índole que la constituyen en agente público: ser edificios electorales, ser agente de información sanitaria, los que cuentan con aportes estatales deben cumplir con un cupo de becas impuestas por el Estado, almacenamiento de documentación de todos los alumnos que estudiaron allí; y muchas más.

En síntesis y para graficar, sobran estudios con números muy cuidados y realizados por el Estado que un niño recibido en un colegio de gestión privada con aporte estatal del 100% del sueldo de los docentes de las materias curriculares cuesta al Estado ocho (¡Si, ocho veces menos!) que uno recibido en un colegio estatal.

Espero amigo “progre” (pero que mandás a tus hijos a un colegio de gestión privada) que tomes conciencia del favor que le hace la educación privada a la Provincia. Las cifras son concluyentes: casi el 50%, es decir la mitad de los alumnos de la Provincia de Buenos Aires, van a escuelas privadas. La otra mitad a estatales. Y pese a ello, la gestión privada recibe solo 6,5% del presupuesto de salarios para educación y gestión estatal el 93,5% restante.

¿Sabías que en ese presupuesto el monto destinado al pago del ausentismo (entre faltas y licencias) es cómodamente superior a los aportes destinados a la educación privada en su conjunto? Mientras que el presupuesto destinado a la gestión privada es el 6,5% del total, el pago del ausentismo acapara el 20% del presupuesto salarial; ¡más del triple!

Quienes cuestionan que el Estado destine ese ínfimo porcentaje de subvención a colegios privados, no tienen en cuenta que el presupuesto total proviene en un 50% de los impuestos que pagan los padres que optan por mandar a sus hijos a la gestión privada y dejan libre ese espacio en la escuela estatal que también están financiando.

Hay que tener presente que en las evaluaciones APRENDER los alumnos de gestión privada han duplicado a los del estado en su desempeño. Y que en los colegios de gestión privada los docentes no llegaron al 2% de adhesión al paro y no se pierden días de clase. Y que muchos de los que reniegan de esta modalidad, envían a sus hijos a estos colegios.

Por estas cuestiones es que los colegios de gestión privada continúan fortaleciendo su presencia en los barrios trabajadores. Esto se evidencia en los colegios católicos y en los privados laicos, que ya en septiembre se quedan sin vacantes para el ciclo lectivo del año siguiente.

Amigo “progre” te cuento todo esto porque quiero una educación estatal de calidad construida sobre sus méritos y el trabajo de sus docentes; y no sobre la crítica liviana basada en el prejuicio sobre el sector privado. Porque quiero que las familias puedan optar por el proyecto educativo en el cual quiere que se formen sus hijos, tal como rezan los pactos internacionales a los que adhiere la Constitución Nacional y porque sí sé qué rol le cabe a cada gestión en el sistema educativo.

El estado debe garantizar la igualdad de oportunidades, es decir, que su título realmente sea un documento que acredite los conocimientos necesarios y de calidad indiscutida para ingresar en la universidad o en el mundo laboral. La educación privada debe garantizar la libertad de opción como familias; tener el derecho de optar por un colegio católico, judío, musulmán o marxista, de acuerdo a los valores familiares y dentro de las normas estipuladas por el Estado. La educación privada debe ser, como lo fue en momentos no muy lejanos de nuestra historia reciente, garante de que los ideologismos de un estado populista no contaminen la formación científica y objetiva en la verdad de nuestros hijos.


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