En el largo e interminable recorrido se observan, la faz comercial (recordemos que Jesús echó a los mercaderes del Templo), las actitudes criticables de remiseros que, en el último tramo, tientan a la gente para que abandone su peregrinaje y, la faz polÃtica y/o sindicalista (fuera de juego en esta "masiva" manifestación de FE). Pero lo más rescatable es la solidaridad de la gente, en varios aspectos. Primero, la gran cantidad de voluntarios que atienden, desinteresadamente, a los peregrinos en su camino (proveyendo agua, galletitas, mate), la ayuda espiritual de parroquias-sacerdotes, los puestos médicos, sanitarios y seguridad; en segundo lugar, la espontánea actitud latente de ayuda al prójimo, tanto, durante el trayecto, como en las interminables filas para el transporte de vuelta, ante el cansancio, dolores, bajas de presión y/o desmayos (aprovecho para agradecer a las chicas y chicos que me dieron una gran mano en el viaje de vuelta).
Por último, quisiera resaltar la gran organización, atención espiritual y material, en la infaltable Carpa de MarÃa (sita a mitad de camino), habiendo sufrido, el robo de sus pertenencias. A pesar de las crisis, hambre, pobreza, enfermedades, la gente no pierde la fe ni la esperanza en Dios y la Virgen MarÃa. Por lo tanto, dejando de lado, las intrusiones comerciales, polÃticas u otras, siempre triunfan la FE, devoción y solidaridad del pueblo argentino, "UNIDOS COMO HERMANOS".
Marcos A. Machado marcos53arg@hotmail.com
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