|
La presencia del Covid-19 en China primero (que brindó la sospecha de un ingreso impulsado por sus enemigos), permitió una rápida acción de ese país y desarrolló una serie de versiones conspirativas, más o menos creíbles.
Se sabe hasta ahora, que al igual que el SARS de 2003 (con quien comparte el 80% de su ADN) emplea el mismo conducto de entrada a las células pulmonares, una proteína presente en la superficie exterior de las células del pulmón (y también en las de otros órganos). El virus se introduce en la célula porque cuenta con unas proteínas que actúan como una llave. Una vez dentro del cuerpo humano, en menos de 24 horas el virus puede generar hasta 100.000 copias de sí mismo.
Llama la atención la rápida difusión de este virus por Europa primero y países de Asia, EE.UU. y otros de América, con un crecimiento que parece difícil de parar, mientras que en China, una rápida acción permitió cierta aparente contención, al igual que en países como Rusia y Cuba. Este último país, actuando al revés del resto del mundo, acaba de permitir el ingreso de un crucero británico al que ningún país quería recibir, y su decisión fue la de enviar médicos a algunos de los lugares afectados, ya que en lo que hace a la medicina es uno de los países más adelantados del mundo.
Tal vez esta pandemia permitirá dejar de lado algunos prejuicios (muchos de ellos inyectados por los monopolios de la comunicación), y darle mayor valor a quienes se preocupen por resolver problemas verdaderos de la población mundial, adjudicándole la importancia debida a la solidaridad y la preocupación por el otro (por lo menos casi tanto como por uno mismo).
Ojalá que empezar a creer en la conveniencia de pensar en el “otro”, en la validez del altruismo, y en la conciencia de que todo lo que se haga repercutirá indefectiblemente en los demás, puede ser uno de los resultados positivos de esta delicada situación que vive el mundo.
Link Permanente: http://www.prensalibre.com.ar/index.php?id=17196
|
