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Lo que hoy se denomina La Lucila empezó a poblarse alrededor de 1580, con Juan de Garay, fundador de la ciudad de Buenos Aires. Por entonces, el aventurero repartió entre sus allegados las tierras arrebatadas a los naturales, y con el paso de los años, se fueron subdividiendo y vendiendo. Cuando sólo había quintas, ala zona se la llamaba “Paraje de Los Olivos", en referencia a un monte de olivos que estaba entre las actuales calles Domingo de Acassuso y Andrés Ferreyra. Ya en 1909, con el Ferrocarril Central Argentino funcionando desde hacía más de cuatro décadas, Luis Torres remató los primeros lotes que eran promocionados bajo el lema de ser “para quintas de recreo”. En 1915, una de las primeras propiedades, fue la mansión llamada La Lucila, que pertenecía al Coronel Alfredo de Urquiza, uno de los nietos de Juan José de Urquiza, que había bautizado la casa con ese nombre, en honor a su esposa, Lucila Anchorena, con quien se había casado en 1889. Debido a su belleza, esa propiedad se hizo famosa entre los vecinos, y empezaron a llamar a la zona La Lucila. Con el barrio en formación, en 1927 se fundó la Escuela Nº 16, que once años después pasaría a llamarse Marcelino Ugarte, y que en 2002 sería declarada patrimonio arquitectónico, por conservar su original estilo colonial. En 1930 se crea la Sociedad de Fomento de La Lucila, que entre sus mayores logros tiene el de haber conseguido un mejor desempeño de la Policía, aunque si se le pregunta algún vecino de esa época, lo primero que dice sobre la sociedad, es que recuerda los bailes y los torneos deportivos que organizaba, más que cualquier otra cosa. Por algo, un querido y ya fallecido vecino, Miguel Angel San Felice, la recordaba así: "Fue en su momento la semilla, donde se acercaban las familias que fueron poblando estos lugares... Los festivales danzantes, el equipo de básquet, el conjunto artístico de patinaje, crecían los vínculos, se formaban las parejas que luego se casaban, y así se formaban nuevas familias, épocas de respeto, de seguridad, de fraternidad (con frío o con calor). Todos estábamos en los festivales". Pero poresos años, los habitantes del barrio se encontraban con un problema a la hora de viajar. Para tomar el tren tenían que ir hasta Olivos o hasta Martínez, porque en La Lucila no había estación ferroviaria. Es por eso que, en 1932, Alfredo de Urquiza dona una fracción de tierra para la construcción de una estación, con la condición de que le pusieran el nombre de su esposa, y de que la inauguraran el 10 de noviembre de 1933. Con la estación terminada y con la formación de un centro comercial en las inmediaciones de la misma, La Lucila se transformó en uno de los barrios residenciales preferidos de la zona norte. Entre las ventajas que encontraban los habitantes se puede destacar, que estaba cerca de Capital Federal, que era tranquilo y que sobresalía la cantidad de espacios verdes que tenía en comparación con otras localidades de la zona. Casi dos décadas después de haberse inaugurado la estación, en 1950, el ingeniero Teitelman, dueño de la Galería de la Estación, solicitó la construcción de un puente sobre los andenes, que facilitara el paso de la gente de un lado hacia el otro de la vías. Ese pedido se materializó 38 años después. Actualmente, La Lucila, el barrio más joven del Partido de Vicente López, que festeja su aniversario junto con el de la inauguración de su estación ferroviaria, cuenta con 15.000 habitantes y 200 locales repartidos entre los dos centros comerciales, el que está sobre Av. del Libertador y el de la calle Rawson, y todavía es reconocido por su tranquilidad.
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Comentario de cristina, 23 febrero, 2008
POR FAVOR ME PODRA INFORMAR ENTRE QUE CALLES SE ENCUENTRA EL BARRIO DE LA LUCILA
DESDE YA GARCIAS
CRISTINA
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