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Viernes 29 de Marzo de 2024   











María Bradley, pasión por el canto
9/4/2015 Tigre - Música

 
Canciones sobre el agua

A fines de agosto de 2014 María Bradley editó su primer CD solista, Canciones sobre el agua, con ritmos sefaradíes, latinoamericanos y coplas tradicionales. Antes de la última Pascua ofreció un recital en el Museo de la Reconquista, donde repasó en vivo todos los temas con varios de los músicos que la acompañan en el CD e invitados especiales.

El salón del Museo estaba repleto la noche del recital, con el público general, pero también con colegas que fueron a escucharla y en el auditorio no faltaron amistades y conocidos de las islas delteñas, donde Bradley pasó su infancia y mamó el gusto por la música y el canto, de su madre, de su abuela, raíces que no desdeñó en absoluto para armar su repertorio.

En el trato cotidiano Bradley destila carácter. En el escenario la seguridad de sus movimientos en el baile, y su canto de voz grave, se complementan con una suerte de pudor que se le escapa en alguna mirada a la sala oscura, un mohín y el desplazarse al proscenio, fuera del radio de las luces centrales, para enlazar una mirada amiga entre el público.

Bradley interpretó 15 temas, incluido el bis con el fado, “Transparente”, de Paulo Abreu Lima y Rui Veloso, una excelente canción que la joven intérprete le dedicó a su abuela Ana. Luego abrió la página de las letras sefaradíes con, “Morena me llaman” (anónimo), acompañada por su maestro Rubén Soifer (flautas y percusión).

La secundaron, además, Martín Quaglia (guitarra) y Santiago Rudas (percusión); y el bandoneonista Walther Castro –músico con el que se conocieron en otro recital en el Museo, según relató la joven cantante- con quien interpretó los tangos, Los Mareados, de Cobián y Cadícamo, y Vuelvo al Sur, de Fernando Pino Solanas y Astor Piazzolla.

Interpretó valses, luego volvió al repertorio ibérico con el tradicional. A la mar fui por naranjas, de Víctor Manuel, y le llegó el turno al emotivo y rítmico fado de Lima y Veloso; luego el sefaradí, Arboles lloran por lluvia. María Bradley no se privó del baile, y el público la siguió con palmas, y con un coro ad hoc, en varios de los temas.

Para el final Bradley guardó, La Tierra del Olvido, de Carlos Vives e Iván Benavidez; el público la volvió a seguir con las palmas. Para entonces el rito se había cumplido a la perfección. Y volvió el fado, Transparente, que habla de agua y de ríos, de tambores y guitarras, de una abuela sabia y de alguien que nació para cantar, como María Bradley.

En la región, la joven intérprete ya había actuado como cantante invitada junto a Quique Sinesi (guitarra), el bandoneonista Castro y Horacio Mono Hurtado (contrabajo), en el Museo de la Reconquista; también en la sala Alas, de San Fernando; en el Centro Universitario Municipal, de Virreyes; y en el Colegio del Buen Ayre (Moreno).

Gustavo Camps


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