Pedro "...confirma a tus hermanos" (Lc 22,32)
El domingo 13 de marzo se cumplieron tres años de la elección de Francisco como obispo de Roma y sucesor del Apóstol San Pedro. Recordamos con alegrÃa la emoción de aquella tarde. Muchos guardamos en nuestra memoria algunos gestos significativos de esas horas. El Santo Padre tiene la misión de guiar a la Iglesia y presidirnos en la caridad. Este llamado lo cumple por medio de gestos y palabras, no siempre bien interpretados, a través de los cuales se expresa su enseñanza. Nos moviliza su cercanÃa a los enfermos, los pobres, los encarcelados, los niños, los ancianos, los migrantes, los adictos a las drogas y cuantos viven en las periferias existenciales más contradictorias: los excluidos y descartables, los más frágiles y vulnerables. Sus gestos son una invitación que nos urge a salir de la comodidad, achicar distancias y tocar la carne sufriente de Cristo en el pueblo (Cf. EG 24). Sus palabras nos iluminan y exigen ser "Iglesia en salida" al servicio de la misión permanente, que se encuentra aún en los inicios de su desarrollo. Su Magisterio también nos compromete en "el cuidado de la casa común" promoviendo una "ecologÃa integral". La EncÃclica Laudato Si es una explicitación de la doctrina social de la Iglesia que queremos recibir con entusiasmo y que ha sido bien acogida por el mundo académico, miembros de organizaciones sociales, lÃderes polÃticos y referentes de otras confesiones religiosas. Francisco con claridad ha renovado la opción preferencial por los pobres, que sus predecesores habÃan destacado, alentando a los excluidos a organizarse como "poetas del cambio social" (Discurso de Francisco en Bolivia, 9 de julio de 2015). Sus viajes han servido de consuelo a muchos pueblos que sufren pobreza y violencia. Ha tendido puentes de diálogo y paz entre naciones en conflicto, promoviendo la cultura del encuentro. Además, aprovecha los más diversos escenarios para hacer llegar el mensaje del amor de Dios presente en el rostro misericordioso de Jesucristo. Con sencillez y firmeza apostólica ha fortalecido vÃnculos con otras confesiones cristianas, y propiciado nuevos espacios para el diálogo inter religioso, en el espÃritu del Concilio Vaticano II. En el Año Jubilar nos invita a los pastores a renovar nuestra fidelidad al anuncio del Evangelio, y a todos a redescubrir las obras de Misericordia corporales y espirituales, que son el camino para desarrollar y fortalecer la amistad social. Damos gracias a Dios por el don del Papa Francisco y alentamos a nuestras comunidades a rezar por él, para que prosiga su servicio a la comunión de la Iglesia y como artÃfice de Paz y Justicia entre los pueblos. Como argentinos siempre aguardamos su visita y pedimos a MarÃa Madre de la Misericordia que lo proteja con su ternura. 173º reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina Buenos Aires, 14 y 15 de marzo de 2016
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