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Por Juan José Prado*
Es preocupante lo que sucede en Jujuy. Porque es una prueba de lo que nos puede sobrevenir si personajes como estos acceden a la Casa Rosada. Primero hay que recordar que, en setiembre último, durante una visita a Jujuy en 2019, la hija de Donald Trump anunció inversiones por U$S 400 millones para transportar litio.
No se trataba solo de apoyar el movimiento golpista en Bolivia, sino de establecer los contactos para la explotación del litio. En la actualidad, la Constitución jujeña se modificó parcialmente con la anuencia de sectores peronistas jujeños, que aplauden la prisión y condena de Milagro Sala, con participación activa del vicegobernador massista.
La izquierda solo se enfrenta al despojo que implica la reforma de los bienes pertenecientes a los pueblos originales. La política intervencionista del norte, que hizo pie con la hija de Trump, ya puede sentirse conforme con Morales. Tiene la seguridad jurídica que necesita para la explotación del litio. Si los díscolos protestan, se los podrá reprimir.
“La política colonialista está en marcha”
La política colonialista está en marcha. El modelo neoliberal prebendario y autoritario se impone en Jujuy. En el contexto electoral, además, los sectores políticos más representativos nada dicen. No vaya a ser que se comprometan frente al electorado. Y, como suele suceder, el silencio de la prensa sobre Jujuy está orquestado por los intereses económico-políticos.
Se invisibiliza lo que ocurre. La reforma condena a la esclavitud a los pueblos originarios. Desconoce sus derechos a la tierra previstos en la Constitución Nacional en el art.75 inc. l7. Jujuy se convirtió en la prueba de ensayo de la política represiva. Comenzaron con la formación de una verdadera trinchera judicial partidaria.
La persecución a Milagro Sala, y la demonización de la política social, se desarrollaron con la anuencia de Eduardo Fellner, peronista y exgobernador mezclado en negocios con la familia Morales. Todos ellos no solamente contra Milagro Sala. No hay que olvidarse de que gran parte de la sociedad jujeña menosprecia a los originarios pobres.
Los pueblos originarios de Jujuy no deben demandar. Ni tener derechos. Menos en cuanto a pretender sus tierras. Un derecho que históricamente se les desconoce; aunque la historia se lo reconozca con creces. Hay que eliminar la posibilidad de protesta; o eliminarlos a ellos directamente. Por eso la reforma constitucional de vía libre a la represión.
*Abogado. Ex presidente de la Asociación de Abogados de Buenos Aires AABA. Miembro de la Mesa Directiva de la APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos). Gran Maestro de la UBA.
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