Villa Adelina, como tal, nació un 29 de marzo de 1909, fue cuando paró por primera vez el tren de Ferrocarril Central Norte. , hoy Ferrocarril Belgrano Norte. Era época de casas bajas, la estación del tren y sus alrededores estaban colmados de eucaliptos, los que había traído Sarmiento de Australia, y del que todavía queda un pequeño bosque del lado oeste. Muchas familias de inmigrantes se instalaron en la zona y no dejaron de trabajar para tener sus casas, mantener a sus familias, crecer en lo que pudieran… enviaron a sus hijos a las escuelas, en su mayoría del Estado, y luego, muchos, accedieron a las universidades. Forman parte hoy de muchas familias radicadas en el lugar.
Antiguamente, Villa Adelina era el nombre de la estación y de la parte que iba de la calle Paraná para San Isidro, el partido vecino. Del lado sur, perteneciente a Vicente López, se la conocía como Carapachay, pero luego, con el paso del tiempo, y suponemos que por un criterio lógico, pasó a llamarse también Villa Adelina, el barrio cercano a la Estación, y quedó Carapachay para el barrio contiguo, con dicho nombre.
Una de las actividades propulsoras del desarrollo social y comercial en la zona, fue justamente el comercio local, caracterizado siempre por ser bien de barrio, de pueblo, habituado a cerrar al mediodía y volver a abrir luego de la siesta, aunque no todos… También son contados los locales que abren sus puertas antes de las 9 de la mañana. Este comercio en general fue realizado por muchos hijos de inmigrantes y sus familias, y muchas veces continuado, en el mismo lugar de origen. Por lo cual, clientes y vecinos se repiten a lo largo de las generaciones, tal como se lee en las entrevistas (breves) que Prensa Libre realizó con algunos de los comerciantes del barrio. Las preguntas eran referidas a qué era lo que les parecía lo mejor de Villa Adelina, y qué esperaban o deseaban para este año, para sus comercios, el barrio, etc.
En la mayoría de los entrevistados, hubo preferencia para el objeto de sus actividades, el cliente, el vecino, “la gente”, como casi todos dicen. Y eso habla bien, de un barrio, cercano a la Estación, donde todavía, muchos se conocen.
Longino Alonso (78), de Ferretería Alonso: hace 37 años que está con este negocio, y para él, lo mejor es “la gente, y que es una ciudad tranquila y todos nos conocemos”.
Miguel y Mónica, de New Life, fotos y telefonía: en junio cumplen 20 años con el local, y consideran a Villa Adelina su segundo hogar: “Lo mejor es la gente, y la confianza que nos brindaron durante todos estos años… nosotros siempre tratamos de resolverle las cuestiones a nuestros clientes y amigos”.
Hugo , de Keops, nació en Villa Adelina y hace 37 años que es DJ. Para él lo mejor es haber conformado su “hermosa familia, compuesta por 4 hijos y 3 nietos”.
Liliana Serrano , de Erica, tienda de telas, desde hace 23 años en el local. Para ella, lo mejor es que “estamos en un local de barrio, en donde todos nos conocemos y somos una gran familia”.
Antonio Scarvaci, de Florería Paraná, desde siempre en Villa Adelina, dice que lo mejor es “su gente!!! Y, de su gente, la solidaridad, la amistad, que me brindan, a través de los amigos que conseguí en todos los órdenes, comercialmente, socialmente, por vecindad, a través del Club de Leones, etc.”; y su deseo para este año: “espero que este año quienes nos gobiernan se iluminen, aumenten su capacidad, copiando, estudiando, viajando por el mundo, se rodeen de los mejores y se propongan ¡en serio!, disminuir la delincuencia, darnos la tranquilidad de que nuestros hijos y todos nuestros seres queridos puedan ir a trabajar, estudiar, hacer deportes, vivir su vida social, sin el temor diario de que no regresen con vida a sus hogares…¿se puede? ¡Seguro que se puede!”
José Sorgente (83 años), hace 43 que está al frente de Librería ABC, lo mejor para él “son los vecinos”, y lo que le da más satisfacción: ”que los clientes que venían con sus padres, hoy vuelven con sus hijos, tres generaciones que regresan a comprar a la misma librería”.
Héctor , y sus hijos Ariel y Fredi, de El Emporio de la Las Galletitas, en el mes de agosto cumplen 30 años en el barrio. Para él, lo mejor: “Es la gente, creo que durante todos estos años trabajamos con seriedad, dándoles una buena atención, somos una empresa familiar que le brindamos confianza, y eso hace que la gente vuelva”.
Roberto de Gonper, que hace 63 años que está en esta localidad, dice que para él, “lo mejor es la gente, la calidez de esta comunidad”.
Alejandro, de Pinturería Ader, , hace 7 años que tiene su comercio, y decidió ponerle este nombre, Bernardo Ader, ya que investigó sobre esta personalidad tan importante, y en su honor lo recibió. Alejandro comenta que nació en un pueblo del interior y siente en Villa Adelina algo parecido a la vida en los pueblos.
Daniel Donato, o, de Fiambrería FranBru, hace 23 años que comenzó en Villa Adelina, y lo mejor es “el barrio y su gente, somos como una gran familia”.
Daniel, de la Fábrica de Pastas “Qué Ravioles”, con 33 años en esta ciudad, afirma que lo mejor es que se siente bien y muy cómodo con esta comunidad, y además, tiene la suerte de que le va bien, y por ese motivo apuesta al barrio.
Carmen de Librería Alfa, , con 41 años al frente del local, dice que lo mejor es: “la gente, la clientela; vienen las abuelas, traen a sus nietos, como antes venían con sus hijos a comprar, es toda una tradición”.
Marcelo y Diego, , padre e hijo de Pescadería Carbone, con 20 años de permanencia, afirman que lo mejor es la calidez de la gente.
Enrique, “Quique” lleva 14 años al frente de Remises La Estación, destaca la tranquilidad del barrio, “pueblo con asfalto”.
Adriana y Alberto de Cabaña Adrial, 14 años en el barrio, y dicen que lo mejor es: “el público que conserva las características del barrio, reconoce el trato familiar… nosotros les conocemos sus gustos y preferencias, y vuelven por la confianza que nos tienen”.
Ángel y Cecilia de Taller de Zapatería Tauro, (53 años en la zona), “la confianza depositada por los clientes en todos estos años; son pocos los negocios que quedan en pie durante tanto tiempo, y eso la gente lo reconoce”.
Celina y Horacio, de Tienda De Talles, están en Villa Adelina desde el mes de octubre; tienen un local que se dedica a la indumentaria femenina, con una característica particular, se especializan en talles grandes. Rescatan la tranquilidad y la calidez de la gente.
Cecilia, de Laboro. Ropa de trabajo. Para ella lo mejor es que Villa Adelina es un barrio y mantiene todas sus tradicionales características.
Eduardo La Morgia de Per Noi, presidente del Club de Leones de Villa Adelina. Lo más importante para él es que el barrio no perdió su esencia; “sigue conservando ese espíritu familiar que tanto añoramos en estas épocas”.
